Con frecuencia me preguntan: si se puede clonar una oveja, ¿por qué no se puede clonar un cabello simple también? La realidad es que la oveja Dolly no era una réplica exacta de su madre, pero sí demostró que las células adultas normales no sexuales podían multiplicarse y que su material genético podía diferenciarse en diferentes órganos, formando así un «ser» completo. La clonación de los folículos pilosos es muy difícil porque no son organismos completos y son muy complejos de cultivar en una placa de Petri.
Lo que se ha demostrado que es posible hasta ahora es que ciertas células del folículo piloso, las células de la vaina dérmica, se pueden recolectar de un individuo y luego, cuando se inyectan en la piel de una persona DIFERENTE, pueden promover la formación de un cabello nuevo. Parece que estas células de la vaina dérmica, cuando se inyectan en la piel, estimulan las células locales para formar sus propios pelos que se asemejan a los pelos originales.
Ahora aquí está la parte difícil: conseguir estos inductores o estimular las células de la vaina dérmica en cantidades lo suficientemente grandes como para ser utilizado para estimular el crecimiento del cabello. Los intentos de multiplicar o cultivar de manera confiable estas células fuera del cuerpo se han encontrado con mucha dificultad, porque no solo son difíciles de aislar, sino que resisten la multiplicación.
El siguiente reto, una vez que descubramos cómo multiplicarlas, será cómo inyectar correctamente estas células en el cuero cabelludo para que induzcan a los pelos a crecer. Entonces, no hay garantía de que los nuevos pelos en crecimiento crezcan en la dirección correcta, o se vean como pelos del cuero cabelludo.
Por último, las preocupaciones sobre la seguridad son abundantes. Estas células inducirán no sólo el crecimiento de los pelos, sino también de tumores, o tal vez incluso se vuelvan malignos. La aprobación de la FDA probablemente tomará años de pruebas clínicas.
Por lo tanto, esta tecnología de multiplicación/inducción capilar celular es probable que esté a 6 a 9 años de cualquier aplicación clínica.
Publicado por Jeffrey S. Epstein, MD, FACS